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Patrimonio cultural recuperado

TAMBORECO

En el Instituto hispanoamericano de Madrid, Blanco Fadol localizó un libro que hacía referencia a la obra de Martínez de Compañón, obispo y pintor de Perú del siglo XVIII. Dentro de sus pinturas hubo una en concreto que despertó su curiosidad, porque entre el núcleo de negros plasmados en la imagen tocando y bailando, había un músico que ejecutaba un instrumento desconocido, jamás catalogado y sin precedentes cercanos.

Basándose en sus conocimientos de etnomusicología , de organología y especialmente en la experiencias con instrumentos de todo el mundo que podía estudiar y reconstruir a diario en el Museo de la Música Étnica de su propiedad, C.B.F. logró reconstruir en 2010 el instrumento que poseía una doble vertiente de raspador y percutor. La parte no visible del instrumento hubo que imaginarla de acuerdo a las posibilidades acústicas del mismo y es así que incorporó un orificio en el lateral del cuerpo de la gran calabaza, que supuestamente debería estar pegado al cuerpo del músico, quién posiblemente podría regular el sonido acercándolo o alejándolo de su cuerpo.
El instrumento fue exhibido en una exposición de instrumentos afroperuanos en el Museo de la Nación de Lima y posteriormente, usando dicho modelo, se comenzó su reproducción en el museo afroperuano de Zaña, de tal forma que actualmente está incorporado en los grupos de música del país.

Rafael Santa Cruz, un músico e investigador peruano recientemente desaparecido, quién diera un inmenso impulso a la ejecución del cajón peruano, intentó buscar una forma de toque pero sin conseguir el objetivo de sacarle toda las posibilidades al instrumento ya sea raspando como un güiro y percutiendo a la vez como un tambor de madera o cajón. El problema que surge una vez realizado el instrumento, fue el de encontrar la modalidad de ejecución, porque como es lógico no había documentos sonoros en aquellos siglos.

Luego de mucho investigar B.F. logró dicho cometido y lo transmitió a Luis Rocca, Director del Museo afroperuano de Zaña en Perú, quién realizó una grabación de dicho sistema de ejecución en agosto de 2015, para que los músicos del museo aprendieran a ejecutarlo.

Como carecía de nombre y no quería como hispanouruguayo influir en la cultura musical de Perú, Blanco Fadol encontró más ético buscarle un nombre conjuntamente con Don Luis Rocca, Director del Museo de Zaña. Y es así que considerando su forma de percutir la caja como un tambor de madera y de rasparlo como un reco-reco, se logró la denominación de «tamboreco» y así quedó registrado en Zaña a través de un documento conjunto realizado con el Director del Museo y C.B.F.

Se han realizado ya varias publicaciones donde aparece el instrumento con el nombre ya definitivo. La primera vez que se ejecuta el tamboreco después de 300 años, fue en una sala de audiciones de Madrid el 2 de Junio de 2012, el día de la Cultura Afroperuana, percutido por Carlos Blanco Fadol para acompañar la prodigiosa voz afroperuana de Mariella Köhn.

Posteriormente en la grabación del disco titulado «FADOL», en 2015, se incorpora el tamboreco por vez primera en el tema de C.B.F. titulado «ecué Yamba-o», relativo a la discriminación del afroamericano.